CHAMANDALA


Mi mano empezó a dibujar sin ser yo ni siquiera consciente. Fluían los dibujos como si los hubiera estudiado muchas veces. Se materializaron de la nada. Los había concebido sin saberlo a través de mis horas de silencio, de mi oración cantada y de mis febriles locuras artísticas.

Tomaron vuelo. Son cartas de Tarot; pinturas; descansan decorando artesanías; tienen vida propia; hablan; declaran el futuro; hacen la magia de volver arte la basura y convertir la arena en oro.

Las he parido con las manos, en una gestación dolorosa, pero llena de esperanza, regocijándome de sus nacimientos, y volviendo a engendrar del Espíritu de Dios lo que el quiere decir, en un lenguaje que determina la naturaleza.

Me hablan. Del futuro perfecto con ellas…el mandala central ordena, decreta lo que es y lo que será, la puerta se abre y se vislumbra el Apocalipsis de mi ser.

CHAMANDALA es mi matrimonio con el creador del universo, totalmente espíritu y totalmente tierra. Chamandala creo ser yo. Chamandala es El. Chamandala son ellas, no lo se, tal vez, al ser todos uno, todos somos Chamandala. Tú eres Chamandala.
En algún lugar de los sueños queda el principado de Chamandala. Un lugar de paz total, donde cada ser es único, cada pensamiento una creación.

Allí reina Jesús, y se materializa en quienes viven allí. Todos lo ven en el rostro de los otros, en sus obras artesanales, lo escuchan en la música de la nación, lo oyen hablar en la voz de sus profetas.

Chamandala es la nación de los que pasaron La Puerta hacia lo eterno. Chamandala es la puerta y lo que hay detrás de ella. La separación entre lo eterno y lo material desaparece allí porque lo imposible ya no es posible. Es la tierra prometida que fluye leche y miel.

Luis Camilo Laborde